George Harrison, el beatle olvidado

Cuando escuchamos el nombre del mítico grupo de Liverpool, o alguna de sus canciones, seguro que a más de uno le viene a la cabeza el nombre de John Lennon o Paul McCartney. Pero no sólo ellos formaban parte del grupo. También estaban George Harrison y Ringo Star, aunque siempre estuvieron a la sombra. O no tanto, porque Harrison también fue un gran compositor y un gran cantante.
La carrera de Harrison, considerado como el tercer Beatle, comenzó a una edad muy temprana: con trece años, ya compró su primera guitarra. Poco después, se unió a McCartney y Lennon para formar The Quarrymen, un germen de The Beatles.
Aunque hay que reconocer que durante los años que estuvo en el grupo, tan sólo se conocieron unos pocos temas suyos, como es el caso de grandes canciones como ‘Something’, ‘While my guitar gently weeps’ o ‘Here comes the sun’.
Y se podría decir que son muy pocas, porque tras la disolución de la banda, pudo despuntar como solista.
En los setenta publicó un álbum titulado ‘All things must pass’ (1970), con todo el material que había recopilado durante años. Tuvo un gran éxito, y grandes canciones como ‘My sweet lord’ o ‘Let it down’ pueden dar fe de ello. Este sería el primer reconocimiento a un gran músico que ha estado a la sombra durante los años sesenta.
Aunque en los setenta no tuvo mucho éxito (exceptuando ‘All things must pass), los ochenta sí que le permitieron realizarse como músico. De hecho, tras el asesinato de John Lennon, volvió a la carga con ‘Cloud nine’, uno de sus mejores discos, y que contenía el éxito ‘Got my mind set on you’.
Pero a principios de los noventa, decidió zanjar su carrera musical con el disco en directo que publicó en 1992 ‘Live in Japan’. Aunque ya estaba retirado de la vida musical, en 1995 decidió hacer una excepción. Junto con Ringo Star y Paul McCartney, pusieron sus voces encima de unas canciones inéditas de John Lennon: ‘Free as a bird’ y ‘Real Love’.
El 29 de noviembre de 2001, perdió su lucha contra el cancer. El mundo entero decidió rendirle un homenaje y miles de aficionados fueron a los lugares más emblematicos para recordarlo (los estudios Abbey Road de Londres, Strawberry Fields en Nueva York o The Cavern en Liverpool).
Muchos son los apodos que ha recibido a lo largo de su vida: ‘el beatle silencioso’, ‘serio’ o incluso ‘mistico’ podrían ser algunos de los ejemplos. Pero los que le conocieron en persona siempre han considerado su carácter humano y su capacidad para disfrutar de la vida.